Nuestro esqueleto está formado por huesos, que son los que dan soporte y estructura a nuestro cuerpo. Los huesos son órganos duros, resistentes y vivos. Sus células son compuestas por agua y una matriz extracelular formada mayoritariamente por sales minerales, que varían según la edad y la salud de cada persona.
La estructura ósea que aloja nuestros dientes también esta formada por hueso, principalmente se compone de hueso alveolar. Al hablar de hueso alveolar hacemos referencia a la parte de los maxilares (superior e inferior) que forma y sostiene los alveolos dentarios, cuya función principal es alojar o sostener los dientes a través de sus raíces, en contacto con las fibras periodontales.
Una característica diferenciadora del hueso alveolar es que tiene la capacidad de cambiar, renovándose y auto-curándose mediante mecanismos naturales. Así como se puede regenerar, también el hueso alveolar puede reabsorverse e ir perdiendo altura y grosor, las causas y consecuencias las planteamos más adelante.
Causas, consecuencias y soluciones para la pérdida de estructura ósea
El hueso es una estructura viva, que continuamente está en proceso de regeneración, pues a lo largo de la vida reabsorbemos el tejido óseo viejo y creamos hueso nuevo de forma constante. Eso sí, el envejecimiento, determinadas enfermedades o incluso las pérdidas dentales pueden influir en que esta regeneración se complique, haciendo que la pérdida ósea dental se agrave y se produzca a una mayor velocidad.
Causas de la pérdida de hueso
A simple vista es casi imposible detectar la pérdida ósea dental, por ello es importante hacer nuestras revisiones periódicas con el dentista, ya que además de tener la formación necesaria para realizar este tipo de diagnóstico también cuentan con herramientas que le ayudan a detectarlo, como es el caso del TAC dental 3D.
La pérdida de hueso puede tener origen principalmente en algunos problemas dentales, malos hábitos y el efecto del tiempo. Un diagnóstico a tiempo nos puede ayudar a evitar mayores consecuencias y realizar los correctivos necesarios.
Entre los factores que contribuyen a aumentar la pérdida de hueso encontramos:
Pérdida o extracción de piezas dentales: Cuando no sustituimos las piezas dentales extraídas, se inicia el proceso de reabsorción del hueso, ya que no recibe ningún tipo de estimulación al realizar la masticación. Así mismo vemos afectados los dientes que rodean esa ausencia ya que se moverán buscando contacto con las otras piezas, que es su tendencia natural.
Periodontitis o piorrea: Existe una relación entre la enfermedad periodontal y pérdida de hueso alveolar. Los malos hábitos orales permiten que las bacterias presentes en la placa se introduzcan debajo de las encías provocando enfermedad periodontal y con ello el deterioro del hueso alveolar, favoreciendo su pérdida gradual.
Traumatismos: La masticación estimula al hueso para que se mantenga en constante regeneración. Cuando una pieza dental recibe un golpe o se fractura se debilita y se inicia el proceso de reabsorción del hueso.
Diabetes: Con diabetes los pacientes son más propensos a sufrir infecciones y a tener problemas periodontales, por lo que tienen mayor probabilidad de tener pérdida ósea.
Osteoporosis: Debido al desajuste en el equilibrio entre el calcio y el fósforo a causa de la osteoporosis la densidad de los huesos de todo el cuerpo sufre un deterioro, incluyendo el hueso alveolar.
Dentaduras postizas / puentes: Si la dentadura postiza no está anclada al maxilar, al realizar el proceso de masticación no proporciona ningún tipo de estímulo al hueso alveolar. Al no existir este estímulo con el paso del tiempo se inicia el proceso de reabsorción del hueso, provocando un desajuste de la dentadura y por tanto problemas al comer y hablar.
Consecuencias de la pérdida de estructura ósea
Con la pérdida de hueso vienen consecuencias tanto morfológicas como funcionales o estéticas:
- Movilidad y aflojamiento de dientes: Los dientes pierden su sustento principal y se aflojan con la pérdida del hueso alveolar, corriendo así el riesgo de que se caigan.
- Modificación de la oclusión: A consecuencia de la pérdida de hueso las piezas se inclinan, giran y se mueven en general. Como consecuencia notamos cambios en nuestra mordida y que nuestros dientes no ocluyen de manera correcta.
- Retraimiento de los labios: Nuestra estética facial se ve afectada dado que al retraerse el hueso maxilar los dientes también se retraerán. Esta consecuencia es propia del envejecimiento.
- Arrugas de expresión sobre el labio superior: La consecuencia de la retracción del maxilar y los labios es la aparición de arrugas sobre el labio superior.
¿Cómo se soluciona la pérdida de hueso?
Los tratamientos más comunes para solucionar la pérdida de hueso son:
- Injerto de hueso / Plasma Rico en Plaquetas: Con este procedimiento añadimos hueso artificial y/o hueso autólogo (Plasma rico en plaquetas) a la zona afectada, permitiendo así que se regenere al adherirse a la mandíbula o al hueso de los dientes adyacentes.
- Elevación del seno maxilar: Esta técnica quirúrgica se utiliza en la colocación de implantes principalmente en personas que carecen de volumen y altura suficiente para alojar el implante, garantizando su estabilidad y éxito. Con la elevación de seno logramos incrementar la cantidad de hueso disponible y a consecuencia una mejor sujeción del implante. Al igual que en el injerto de hueso, añadimos hueso artificial y/o hueso autólogo para lograr una regeneración del tejido.
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